Hola, Marisol,ignoraba que hubiera un teatro romano en Tarragona. Bueno, yo solo he pasado por la carretera de paso a Francia y pasé por un arco romano, ¿se llama Arco de Bara? Y claro, si había arco se supone que también tendrían teatro.Yo tengo fotos del de Mérida. es lo mejor que he visto. Ya te las enviaré. Un beso
Qué bonita foto y qué buena frase! Hace mucho que estuve en Tarragona, siendo una niña. No recuerdo haber visitado el anfiteatro. Habrá que volver. Un abrazo grande, Conchi
Juan, pues hay mucho más, un teatro, un circo, un anfiteatro y muchos más vestigios regados por toda la ciudad; en cualquier rincón te encuentras una columna, jajaja. Es en serio. Sí, es el arco de Bará, que está en mitad de la carretera.
El teatro de Mérida no tengo el gusto de haberlo visitado, ves, este me queda demasiado lejos; dicen que es precioso, así que si me mandas las fotos lo conoceré un poco. Pero a Tarragona voy con alguna frecuencia, ya sabes que mi hermana vive allí y lo tengo a un tiro de piedra. En este anfiteatro hacían peleas de gladiadores y de fieras, no se andaban con tonterías antes, jeje.
Hola, Javier, sí que es hermosa Tarragona. Yo también voy ahora, como le explicaba a Juan, con cierta frecuencia, y ha sido un descubrimiento muy agradable para mí.
Hay imágenes que por su sencillez tienen la magia de transportarnos con facilidad en el espacio y en el tiempo. ¿Te imaginas un espectáculo de aquella época en ese escenario a la orilla del mar? Yo lo he imaginado esta noche. Me he visto con una toga blanca sentado en esas escalinatas, al caer la tarde, de espaldas al mar, frente a la arena, donde el sol proyectaba la sombra obstinada y mileria de las piedras. El gentío era ensordecedor y el populus romanus feliz e inconsciente. Quinto Sertorio patrocinaba el espectáculo en honor de Júpiter, Minerva y Juno, y lo he visto sentado entre los suyos, mítico, misterioso, pensativo, como ausente. Tal vez Quinto Sertorio reflexionara, como yo, en la perdurabilidad delatora de las piedras.
Conchi, qué bien que te guste ambas cosas. Pues, la verdad es que merece la pena visitarse. Claro que tenemos la suerte de contar con mucha diversidad de paisajes. De una punta a la otra del país hay cosas interesantes que ver, y fuera también. Tenemos un planeta precioso, lástima que no lo cuidamos demasiado.
¡Es cierto, Ana! debe haber algo atávico en la sal. Vaya, y sudor, piedras y sangre están unidas en ese anfiteatro, porque se hacían luchas de gladiadores y fieras… Muy bien traído, niña.
Gracias por visitarme y por esos piropos que dan alegría.
Vaya, José Antonio, estaba contestando a los comentarios, y de pronto me encuentro con este hermoso relato. Gracias mil por compartir este viaje en el tiempo. Tienes una prosa envidiable.
La verdad es que cuando estás en lugares así, que albergan tanta historia, la imaginación se dispara y te preguntas cuántos sucesos y secretos guardan esas piedras y te lamentas de que no hablen; aunque en cierta forma sí lo hacen, como lo han hecho esta noche a ti.
Cuando estaba frente al anfiteatro, con vistas al mar, pensé que los romanos habían elegido un enclave privilegiado, e imaginé que sentían añoranza de Roma y por ese motivo no perdían de vista al Mare Nostrum.
Ahh, pero, ¡qué belleza tan extraordinaria! Una foto preciosa, invita a soñar con tiempos pasados algo mágicos.
Esa frase de la sal, ¡me mató! Tienes un exquisito gusto a la hora de emparentar las imágenes con las palabras, amiga. Ha sido un placer para los sentidos y el espíritu,contemplar esta foto.
Mónica, querida, sabía que te iba a gustar esta foto :), porque en ella se aúnan dos de las cosas que te gustan, una antigua civilización y el mar; a mí también, por eso. Es cierto, esos tiempos pasados se nos antojan llenos de magia, misterios, intensos…
Ay, esa frase me encantó cuando la leí por primera vez, por su sencillez, pero penetrante.
“Ha sido un placer para los sentidos y el espíritu,contemplar esta foto”.
Qué bonito, amiga; siempre rezumando esas pinceladas etéreas y divinas. El placer es recibir tu visita y tu comentario.
Gracias por la informacion. Buscaré las fotos y telas enviaré. Mientras pudes vera algunas de ellas en el relato que ya leíste hace algunos años en Bibliotecas Virtuales. También lo puse en mi blog:
http://www.blogger.com/post-edit.g?blogID=17101858&postID=114294223800550517 Se me ocurre que cuando yo vaya a Castellón podríamos quedar en Tarragona y me enseñas todas estas maravillas. Un beso.
Todo lo romano siempre me a llamado poderosamente la atención (sera porque estoy muy lejos de cualquier vestigio romano. este anfiteatro junto al mar es doblemente encantador. La sal en algunos pueblos mesoamericanos era de gran valor.
Que la sal es algo valioso... Que en mi tierra del sur a la buena gente se le dice "qué salao" o "qué salá eres"...Que de la sal viene el "salario", tan, tan necesario...¡Qué verdad! La pena es que yo sea hipertenso...y los curanderos de bata blanca me aconsejen moderación. Encantado de conocer más Tarraco gracias a tus imágenes y palabras.
Juan, sí, recuerdo aquel relato y ya vi algunas de esas estupendas fotos; también tengo la de las escaleras con la luz al fondo que me mandaste hace poco. Estaré encantada de recibirlas, ya sabes lo que me gustan las fotos y es una manera de ver los lugares a los que no has podido ir.
Qué buena idea, sí, podríamos hacer eso. Ya que a veces subes a Castellón, tiras un poco más arriba y bajamos nosotros hasta Tarragona. Te hago de guía, aunque solo hemos visto el circo y el anfiteatro, pero están muy cerca el uno del otro y hay un parque por medio precioso. Ya lo hablamos por mail, amigo.
Colibrí, muchas gracias a ti por la visita y tu comentario. Me alegro que te gustase el lugar, la verdad es que es muy bonito y encima acompañaba el tiempo, hacía un día muy soleado. Un gusto compartir estos lugares con vosotros.
Servando, me alegro que hayas disfrutado de estas vistas. La verdad es que como hacía tan buen día daba gusto contemplar el anfiteatro con el mar al fondo, con ese color tan intenso y alegre.
Hola, Mario, puede ser, aunque a mí también me llama la atención todas las civilizaciones antiguas. Hay una diversidad tan grande y bonita, que siempre nos gusta saber cómo vivían.
La sal siempre ha sido importante, en algunos lugares tenía un gran valor y se pagaba en esta especie.
Me alegro que te guste la foto, lo mismo me gustan tus visitas, compañero.
Hola, DePaco, bienvenido a mi casa, me alegro de que te guste. Es cierto, mis raíces son de Andalucía y tengo parte de mi familia en Cádiz, y eso de “salao” y “salá” se dice mucho como piropo para decir que una persona es simpática, tiene arte o ángel. Qué recuerdos de mi infancia. Ay, esos señores de la bata blanca siempre tan “salaos”, jaja, pero bueno, más vale hacerles caso.
Gracias por la visita tan “salada” y encantada de que vuelvas. Pasaré a visitarte.
¡Hola, entreluces! Qué bueno verte por mi casa. Ah, qué bonito y poético: “lágrimas de sal o un mar de lágrimas”. Además viene que ni pintado, porque en ese anfiteatro seguro se derramaron muchas en aquellas luchas de gladiadores y de fieras. ¡Qué tiempos! Pero a la vez resulta fascinante el pasado, al menos a mí me encanta.
Me gustó mucho esa frase, gracias por tu visita y tus palabras.
Hola, Pilar, pues encantada de que hayas aterrizado por aquí y te hayas decidido a dejarme tu parecer; siempre es un aliciente. Me alegra que te gustasen. Ahora me pasaré para echar un vistazo a tu blog. Gracias por pasar.
Hola, José, para mí será un gusto contar con tus visitas y opiniones. Gracias por tus amables palabras y me alegro que te gustasen. Es cierto, las fotografías siempre me han fascinado, cuando era niña me quedaba rato mirándolas, ahora intento hacerlas lo mejor que me salgan y seguir aprendiendo, pero solo como aficionada, gracias por tu generosidad.
Foto tomada en Tarragona (Tarraco en época de los romanos)
Hola, Marisol,ignoraba que hubiera un teatro romano en Tarragona. Bueno, yo solo he pasado por la carretera de paso a Francia y pasé por un arco romano, ¿se llama Arco de Bara?
ResponderEliminarY claro, si había arco se supone que también tendrían teatro.Yo tengo fotos del de Mérida. es lo mejor que he visto. Ya te las enviaré. Un beso
Bonita frase y bonita foto salada. Ja, ja.
ResponderEliminarSaludos.
bello lugar... he estado varias veces... Tarragona, una gran ciudad.
ResponderEliminarQué bonita foto y qué buena frase!
ResponderEliminarHace mucho que estuve en Tarragona, siendo una niña. No recuerdo haber visitado el anfiteatro. Habrá que volver.
Un abrazo grande,
Conchi
Y en el sudor, y en las piedras y en la sangre... Sí, algo misterioso y atávico debe haber en la sal :-)
ResponderEliminarFoto maravillosa también. Como tú. Besitos
Juan, pues hay mucho más, un teatro, un circo, un anfiteatro y muchos más vestigios regados por toda la ciudad; en cualquier rincón te encuentras una columna, jajaja. Es en serio. Sí, es el arco de Bará, que está en mitad de la carretera.
ResponderEliminarEl teatro de Mérida no tengo el gusto de haberlo visitado, ves, este me queda demasiado lejos; dicen que es precioso, así que si me mandas las fotos lo conoceré un poco. Pero a Tarragona voy con alguna frecuencia, ya sabes que mi hermana vive allí y lo tengo a un tiro de piedra. En este anfiteatro hacían peleas de gladiadores y de fieras, no se andaban con tonterías antes, jeje.
Un beso,
Margarita
Hola, Álvaro, una foto salada, jajaja, no está nada mal esa expresión; me gusta. Me alegro que te guste el conjunto.
ResponderEliminarUn abrazo,
Margarita
Hola, Javier, sí que es hermosa Tarragona. Yo también voy ahora, como le explicaba a Juan, con cierta frecuencia, y ha sido un descubrimiento muy agradable para mí.
ResponderEliminarUn abrazo,
Margarita
Hay imágenes que por su sencillez tienen la magia de transportarnos con facilidad en el espacio y en el tiempo. ¿Te imaginas un espectáculo de aquella época en ese escenario a la orilla del mar? Yo lo he imaginado esta noche. Me he visto con una toga blanca sentado en esas escalinatas, al caer la tarde, de espaldas al mar, frente a la arena, donde el sol proyectaba la sombra obstinada y mileria de las piedras. El gentío era ensordecedor y el populus romanus feliz e inconsciente.
ResponderEliminarQuinto Sertorio patrocinaba el espectáculo en honor de Júpiter, Minerva y Juno, y lo he visto sentado entre los suyos, mítico, misterioso, pensativo, como ausente. Tal vez Quinto Sertorio reflexionara, como yo, en la perdurabilidad delatora de las piedras.
Conchi, qué bien que te guste ambas cosas. Pues, la verdad es que merece la pena visitarse. Claro que tenemos la suerte de contar con mucha diversidad de paisajes. De una punta a la otra del país hay cosas interesantes que ver, y fuera también. Tenemos un planeta precioso, lástima que no lo cuidamos demasiado.
ResponderEliminarUn beso,
Margarita
¡Es cierto, Ana! debe haber algo atávico en la sal. Vaya, y sudor, piedras y sangre están unidas en ese anfiteatro, porque se hacían luchas de gladiadores y fieras… Muy bien traído, niña.
ResponderEliminarGracias por visitarme y por esos piropos que dan alegría.
Un beso grande,
Margarita
Vaya, José Antonio, estaba contestando a los comentarios, y de pronto me encuentro con este hermoso relato. Gracias mil por compartir este viaje en el tiempo. Tienes una prosa envidiable.
ResponderEliminarLa verdad es que cuando estás en lugares así, que albergan tanta historia, la imaginación se dispara y te preguntas cuántos sucesos y secretos guardan esas piedras y te lamentas de que no hablen; aunque en cierta forma sí lo hacen, como lo han hecho esta noche a ti.
Cuando estaba frente al anfiteatro, con vistas al mar, pensé que los romanos habían elegido un enclave privilegiado, e imaginé que sentían añoranza de Roma y por ese motivo no perdían de vista al Mare Nostrum.
Un abrazo,
Margarita
Ahh, pero, ¡qué belleza tan extraordinaria! Una foto preciosa, invita a soñar con tiempos pasados algo mágicos.
ResponderEliminarEsa frase de la sal, ¡me mató! Tienes un exquisito gusto a la hora de emparentar las imágenes con las palabras, amiga. Ha sido un placer para los sentidos y el espíritu,contemplar esta foto.
Un abrazo grande.
Mónica, querida, sabía que te iba a gustar esta foto :), porque en ella se aúnan dos de las cosas que te gustan, una antigua civilización y el mar; a mí también, por eso. Es cierto, esos tiempos pasados se nos antojan llenos de magia, misterios, intensos…
ResponderEliminarAy, esa frase me encantó cuando la leí por primera vez, por su sencillez, pero penetrante.
“Ha sido un placer para los sentidos y el espíritu,contemplar esta foto”.
Qué bonito, amiga; siempre rezumando esas pinceladas etéreas y divinas. El placer es recibir tu visita y tu comentario.
Un besazo,
Marisol
Gracias por la informacion. Buscaré las fotos y telas enviaré. Mientras pudes vera algunas de ellas en el relato que ya leíste hace algunos años en Bibliotecas Virtuales.
ResponderEliminarTambién lo puse en mi blog:
http://www.blogger.com/post-edit.g?blogID=17101858&postID=114294223800550517
Se me ocurre que cuando yo vaya a Castellón podríamos quedar en Tarragona y me enseñas todas estas maravillas.
Un beso.
Bellisimo lugar, gracias por compartirlo así desde la distancia puedo ir conociendo mas de tan bella tierra, te dejo un cariño gigante.
ResponderEliminarUna vista inmejorable!
ResponderEliminarPara quedarse viendo por un buen rato.
Saludos desde Córdoba, Argentina.
Todo lo romano siempre me a llamado poderosamente la atención (sera porque estoy muy lejos de cualquier vestigio romano.
ResponderEliminareste anfiteatro junto al mar es doblemente encantador.
La sal en algunos pueblos mesoamericanos era de gran valor.
Un gusto estar por aquí mario
Que la sal es algo valioso...
ResponderEliminarQue en mi tierra del sur a la buena gente se le dice "qué salao" o "qué salá eres"...Que de la sal viene el "salario", tan, tan necesario...¡Qué verdad! La pena es que yo sea hipertenso...y los curanderos de bata blanca me aconsejen moderación.
Encantado de conocer más Tarraco gracias a tus imágenes y palabras.
Juan, sí, recuerdo aquel relato y ya vi algunas de esas estupendas fotos; también tengo la de las escaleras con la luz al fondo que me mandaste hace poco. Estaré encantada de recibirlas, ya sabes lo que me gustan las fotos y es una manera de ver los lugares a los que no has podido ir.
ResponderEliminarQué buena idea, sí, podríamos hacer eso. Ya que a veces subes a Castellón, tiras un poco más arriba y bajamos nosotros hasta Tarragona. Te hago de guía, aunque solo hemos visto el circo y el anfiteatro, pero están muy cerca el uno del otro y hay un parque por medio precioso. Ya lo hablamos por mail, amigo.
Te mando un beso,
Margarita
Colibrí, muchas gracias a ti por la visita y tu comentario. Me alegro que te gustase el lugar, la verdad es que es muy bonito y encima acompañaba el tiempo, hacía un día muy soleado. Un gusto compartir estos lugares con vosotros.
ResponderEliminarUn besote,
Margarita
Servando, me alegro que hayas disfrutado de estas vistas. La verdad es que como hacía tan buen día daba gusto contemplar el anfiteatro con el mar al fondo, con ese color tan intenso y alegre.
ResponderEliminarGracias por la visita y el comentario.
Un abrazo,
Margarita
Me ha gustado mucho esa foto, combinando piedra y mar, lágrimas de sal o un mar de lágrimas??
ResponderEliminarLo mejor que sean lágrimas de alegria verdad??
Abracitos!!
Un placer llegar hasta estas imágenes.
ResponderEliminarEnhorabuena por tu fotografía y por las frases que las acompañan, están muy bien elegidas.
Un saludo
Hola, Mario, puede ser, aunque a mí también me llama la atención todas las civilizaciones antiguas. Hay una diversidad tan grande y bonita, que siempre nos gusta saber cómo vivían.
ResponderEliminarLa sal siempre ha sido importante, en algunos lugares tenía un gran valor y se pagaba en esta especie.
Me alegro que te guste la foto, lo mismo me gustan tus visitas, compañero.
Un abrazo,
Margarita
Hola, DePaco, bienvenido a mi casa, me alegro de que te guste. Es cierto, mis raíces son de Andalucía y tengo parte de mi familia en Cádiz, y eso de “salao” y “salá” se dice mucho como piropo para decir que una persona es simpática, tiene arte o ángel. Qué recuerdos de mi infancia. Ay, esos señores de la bata blanca siempre tan “salaos”, jaja, pero bueno, más vale hacerles caso.
ResponderEliminarGracias por la visita tan “salada” y encantada de que vuelvas. Pasaré a visitarte.
Un abrazo,
Margarita
¡Hola, entreluces! Qué bueno verte por mi casa. Ah, qué bonito y poético: “lágrimas de sal o un mar de lágrimas”. Además viene que ni pintado, porque en ese anfiteatro seguro se derramaron muchas en aquellas luchas de gladiadores y de fieras. ¡Qué tiempos! Pero a la vez resulta fascinante el pasado, al menos a mí me encanta.
ResponderEliminarMe gustó mucho esa frase, gracias por tu visita y tus palabras.
Un beso,
Margarita
Hola, Pilar, pues encantada de que hayas aterrizado por aquí y te hayas decidido a dejarme tu parecer; siempre es un aliciente. Me alegra que te gustasen. Ahora me pasaré para echar un vistazo a tu blog. Gracias por pasar.
ResponderEliminarUn abrazo,
Margarita
me quito el sombrero con tu rincon...
ResponderEliminarvolveré muy a menudo...
muchas felicidades por tu pasion y profesionalidad...
abrazos malagueños...
Hola, José, para mí será un gusto contar con tus visitas y opiniones. Gracias por tus amables palabras y me alegro que te gustasen. Es cierto, las fotografías siempre me han fascinado, cuando era niña me quedaba rato mirándolas, ahora intento hacerlas lo mejor que me salgan y seguir aprendiendo, pero solo como aficionada, gracias por tu generosidad.
ResponderEliminarUn abrazo,
Margarita
Hermoso lugar.
ResponderEliminarSí, precios. Gracias por tu visita, Espresso.
ResponderEliminarUn abrazo,
Margarita